"Suena desquiciado, pero es así". Apple quiso aprovecharse de la mano de obra barata en China, pero sin darse cuenta estaba ayudando a China a dominar el mundo del coche eléctrico

"Suena desquiciado, pero es así". Apple quiso aprovecharse de la mano de obra barata en China, pero sin darse cuenta estaba ayudando a China a dominar el mundo del coche eléctrico
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Sin quererlo, Apple hizo que China sea hoy la campeona del coche eléctrico y ayudó notablemente a que sea hoy la primera potencia industrial. “Suena totalmente desquiciado, es verdad, pero es así” reconoce Patrick McGee, ex-corresponsal de Financial Times, en una entrevista con Jon Stewart en ‘The Daily Show’.

En su libro ‘Apple in China’, McGee explica cómo el “Designed in California. Made in China” de los iPhone hizo que el gigante asiático se convirtiera en un gigante industrial. Educó al régimen chino, invirtió más que varios Plan Marshall provocando que China sea ahora líder en nuevas tecnologías y por ende en coches eléctricos.

Apple invirtió varios planes Marshall en China y educó a millones de chinos

A principios de este siglo, Apple tiene un rompecabezas monumental para la fabricación de su nuevo iMac G4, que llegaría al mercado en 2002. Los componentes del ordenador venían de hasta seis países asiáticos diferentes. Era todo muy lento, muy caro y no iba a ser factible para su nuevo ordenador.

Apple tenía un grave problema. Hasta que llegó Foxconn. Terry Gou, su fundador, le aseguró a Tim Cook, entonces vice presidente de Apple, que podía hacerlo todo en un sólo sitio y tener el utillaje listo en 25 días en lugar de las 12 semanas que le pedían sus rivales. Foxconn cumplió y Apple se quedó prendada de China.

Foxconn Fabrica

A partir de ahí, Apple básicamente financió y educó a varias generaciones y moldeó el modelo industrial chino en el campo de las nuevas tecnologías. China tenía la base, una mano de obra dócil que acepta trabajar para cumplir plazos imposibles. Apple aportó lo que le faltaba, los conocimientos.

“Me encontré con documentos internos después de hablar con 200 personas y me di cuenta de que para 2015 Apple estaba invirtiendo 55.000 millones de dólares al año en China”. Ese nivel de inversión equivale a inundar un país cada año con la mitad del Plan Marshall, que duró de 1948 a 1952. Entre 2016 y 2021, Apple invirtió unos 275.000 millones de dólares en China.

Ese particular mega Plan Marshall fue necesario para pagar toda la maquinaria, el utillaje y la formación de quienes fabrican los iPhone y otros productos de Apple. La firma de Cupertino no sólamente paga a terceros para que les fabriquen sus productos sino también que les paga las fábricas, las máquinas y la formación de los empleados. Esa generosidad se debe a la necesidad de controlar la producción, que todo salga cómo han imaginado en términos de calidad, acabados, tiempos de producción, etc.

Tim Cool En Una Tienda Apple En China

Así, entre 2016 y 2021 Apple ha, por ejemplo, capacitado profesionalmente, entre operarios, ingenieros y gestores, a unas 28 millones de personas en China. Es como si Apple hubiese formado a toda la población activa de España y Portugal juntas. Es también una cifra que supera la fuerza laboral total de California. Y esa formación es algo que Apple lleva dando desde principios de los años 2000.

Todo iba bien para Apple hasta que llegó el Consumer Day de 2013, un día que se celebra cada 15 de marzo en China y que consiste en señalar a una empresa extranjera que trata mal al consumidor chino. En 2012 le tocó a McDonald’s, pero en 2013 el objetivo fue Apple. Fuese merecido o no, el resultado es que las ventas de Apple cayeron en picado.

En cinco años Apple ha capacitado profesionalmente a 28 millones de personas en China. Es el equivalente a la población activa de España y Portugal juntas.

Para remontar, la marca debía mejorar su imagen. “¿Por qué estamos en el país y cómo les demostramos que no somos una potencia explotadora?”, pensaron. Sencillamente, explicaron “mirad todo lo que estamos haciendo por China”. Fue la propia Apple que explicó que estaban invirtiendo en un esfuerzo de construcción nacional en China. Y así es. Hoy, el 55% de la cuota de mercado mundial de los smartphones es de marcas chinas, como Oppo, Huawei o Xiaomi.

Apple enseñó a los futuros fabricantes de móviles cómo se hacía un buen móvil, les dio un conocimiento y experiencia en la fabricación de baterías, tecnologías de precisión, fabricación de microchips, etc. En un mercado ultra competitivo como el chino, ¿qué más podían producir estos proveedores de Apple, además de smartphones, para seguir adelante y diversificarse?

Sencillamente, casi cualquier cosa. Desde cámaras hasta drones pasando por televisores, instrumentos de precisión, armamento y, por supuesto, coches eléctricos, estas empresas se abrieron mercados. Un vehículo eléctrico, en el fondo no es más que un smartphone con ruedas. Y ahora, por ejemplo Xiaomi y Huawei, además de smartphones, televisores o aspiradoras, también producen sus propios coches eléctricos.

Apple ha invertido tanto en China que la industria china de alto valor añadido está modelada siguiendo su modelo. Hasta el punto que Tesla, cuando abrió su fábrica en Shanghai, prácticamente sólo contrató a gente de Apple o de sus proveedores para aplicar el mismo método, asegura McGee.

Reservado el derecho de admisión

Jeep Cherokee XJ
Jeep Cherokee 1983, el primer coche occidental fabricado en China.

Por supuesto, Apple no es la única responsable, es una empresa potente pero no tanto. El resultado final actual es también el de una visión de estado, iniciada por Deng Xiaoping en los años 80 y que Xi Jiping ha acelerado desde su llegada al poder. En su discurso de octubre de 1986 en la Segunda Sesión Plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista, Deng avisó: “mantenemos nuestras puertas abiertas, pero somos selectivos, no introducimos nada sin un propósito y un plan”.

Así, lo que ocurrió con Apple pasó antes en el sector del automóvil, aunque a una escala de inversión ridículo con respecto al de la firma californiana. En 1983, treinta años después de la creación de la primera marca de coches chinos, FAW, con la ayuda de la URSS, se volvió a crear una empresa conjunta, está vez con un socio occidental, American Motors Company, o AMC, y la china BAIC.

"Mantenemos nuestras puertas abiertas, pero somos selectivos, no introducimos nada sin un propósito y un plan". Deng Xiapoing.

AMC invirtió 16 millones de dólares, la mitad de ellos en un paquete tecnológico de maquinaria y equipos industriales. Con ello, empezaron a fabricar el Jeep Cherokee XJ, siendo este el primer modelo occidental fabricado en la China comunista. Al año siguiente, el Grupo Volkswagen se asoció con SAIC, la actual dueña de MG, y crearon una empresa conjunta, llamada Volkswagen Shanghai. El primer modelo fabricado fue el Volkswagen Santana, que ya no se vendía en Europa.

Volkswagen Santana
Volkswagen Santana LX chino (1983-1985).

En la actualidad, la red de Volkswagen en China cuenta con 39 fábricas y 90.000 empleados. “Junto con sus socios de Joint Venture, Volkswagen forma parte integral del ecosistema industrial chino y ha creado unos sólidos cimientos”, recuerdan desde Volkswagen.

No es de extrañar, por tanto, que BAIC, fabricante del Volkswagen ID.3 en China, haya lanzado un modelo muy similar al Volkswagen ID.3: el MG 4. No es que MG haya copiado el ID.3, es que en BAIC aprendieron de Apple, Volkswagen y otras empresas extranjeras cómo hacer ese producto.

Nos fuimos a China a fabricar barato y les enseñamos cómo hacer las cosas. Ahora, el alumno ha superado a sus maestros y quiere su parte del pastel.

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